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Validation des Guerisons de Lourdes

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VALIDACIÓN DE LAS CURAS DE LOURDES

“Las señales realizadas por Jesús (...) nos invitan a creer en Él. (...) Pero [los milagros] también pueden ser una ruina. No quieren satisfacer la curiosidad y los deseos mágicos". (CEC N° 548)

La pregunta fundamental que se ha hecho durante algún tiempo ha sido esta:

¿Deben las curaciones observadas en Lourdes continuar constituyendo un evento raro específico de relacionarse solo con la categoría de milagro tal como lo definen las reglas canónicas? ¿O también deben ser recibidos, ante todo, como manifestación de la compasión de Dios, y ser así fuente de testimonio para la comunidad de los creyentes?

 

Era necesario encontrar un camino que permitiera un testimonio creíble, sin correr el riesgo de afirmar cosas inexactas, sin desacreditar a la Iglesia; un camino que por lo tanto es aceptable:

 

• científicamente para la comunidad médica y científica,

• humanamente para la comunidad de los fieles,

• espiritualmente para la Iglesia.

 

Vamos a ver cómo pensamos responder a ella a partir de ahora, teniendo presente la exhortación de SS Juan Pablo II a los miembros del Comité Médico Internacional de Lourdes en Roma el 18 de noviembre de 1988: "Durante mucho tiempo, la asistencia de los médicos ha sido preciosa para ayudar en el discernimiento de curaciones milagrosas, según su propio grado de competencia. A medida que avanza la ciencia, ciertos hechos se comprenden mejor. Pero subsiste el hecho de que muchas curaciones constituyen una realidad que tiene su explicación sólo en el orden de la fe, que el examen científico no puede negar a priori y que, por tanto, debe respetar, precisamente en su orden”.

 

Os recuerdo que para ser calificada de milagrosa, una cura debe cumplir dos condiciones:

• tener lugar de manera extraordinaria e impredecible: este es el evento anormal

•  llevar al beneficiario y a los testigos a buscar reconocer un significado espiritual a este evento, invitándolos a creer en la intervención especial de Dios: esta es la señal.(1)

 

1ra etapa: Curación notada

El primer paso - ineludible - es la declaración - voluntaria y espontánea

- personas que han experimentado un cambio radical en su estado de salud que consideran debido a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes.

 

El médico permanente del Consultorio Médico recoge y archiva cualquier declaración de este tipo. Procede entonces a una primera valoración de la gravedad de esta declaración para decidirse a realizar la investigación necesaria para el reconocimiento oficial del milagro, teniendo en cuenta los dos componentes de un hecho religioso prodigioso que son - inseparablemente - el hecho anormal mismo y la contexto en el que tiene lugar.

 

La constatación, por tanto, se referirá simultáneamente a la veracidad de los hechos ya su trascendencia.

 

1. El evento anormal:

 

El objetivo primordial es asegurar la realidad de la cura: paso indiscutible de un estado patológico conocido, precisamente diagnosticado, a un estado de salud plenamente recuperado.

 

Para lograr esta certeza, la participación efectiva del o de los médicos del paciente que dice estar curado es ideal (pero no siempre fácil), con la posibilidad, en todo caso, de acceder a un máximo de documentos administrativos y médicos (exámenes biológicos , radiológicas, anatomopatológicas, etc.) antes y después de la cicatrización.

 

También deberías poder comprobar:

 

• desde el principio, la ausencia de cualquier engaño, simulación o ilusión;

• en la historia de la enfermedad, la persistencia de síntomas dolorosos incapacitantes que afecten la integridad de la persona y la resistencia a los tratamientos prescritos;

• lo repentino del bienestar redescubierto;

• la permanencia de esta cura, completa y estable, sin secuelas;

• la improbabilidad manifiesta de tal desarrollo.

 

En la medida de lo posible, se busca la opinión de los cuidadores que forman parte de AMIL (2), así como, en su caso, de los médicos y profesionales de la salud que lo deseen, cualquiera que sea su creencia, es tradición en Lourdes, lo que lleva a poder declarar que esta curación es bastante singular, ya que se llevó a cabo de acuerdo con métodos extraordinarios e impredecibles.

 

2. El contexto psicoespiritual:

 

Al mismo tiempo, es fundamental precisar el contexto en el que se produjo esta curación (en la misma Lourdes o no, en tal o cual circunstancia precisa) haciendo una observación completa de todas las dimensiones de la experiencia de la persona curada, no solo en lo físico sino también en lo mental y espiritual

 

• su emoción generalmente patente, manteniendo esta experiencia como única e inolvidable, transformándola profundamente;

• el hecho de que ve inmediatamente en ella la intercesión de la Virgen María en su vida;

• el clima de oración (o posible sugerencia);

• la lectura de fe que reconoce en ella.

 

En esta etapa, algunas de estas declaraciones son claramente solo "mejoras subjetivas", otras son curas objetivas que pueden clasificarse como "pendientes" si faltan elementos, o registradas como curas controladas que pueden ir más allá, por lo tanto "a validar".

 

Paso 2: Curación confirmada

 

Esta segunda etapa será por tanto una re-verificación, basada en la interdisciplinariedad, tanto médica como eclesial.

 

La Curación Sorprendente:

 

Los archivos actuales se presentan cada año en la reunión de CMIL(3) para verificarlos. Se nombra un miembro para realizar un interrogatorio y examen completo de los curados.

 

También es posible solicitar la opinión de especialistas en la enfermedad de que se trate a propuesta del presidente.

 

El objetivo es:

 

reconstituir la historia de la enfermedad con una evaluación del estado actual;

señalar las circunstancias de la curación misma, si se ha producido según métodos extraordinarios, imprevisibles, llamativos, en particular por su carácter de instantaneidad, o por una disociación patente entre las lesiones anatómicas y el nuevo estado funcional.

apreciar la personalidad del paciente, a fin de eliminar una posible patología histérica o delirante…;

juzgar si esta cura parece ser completamente contraria a las predicciones del pronóstico, estando el estado actual de la enfermedad en contradicción con la evolución habitual de la enfermedad en cuestión.

 

Esta cura puede clasificarse entonces sin seguimiento, o bien como "médicamente

fundamentado”.

 

La señal :

 

A partir de ese momento, por consejo del BM, una comisión diocesana, presidida por el obispo de la persona curada, podrá realizar un discernimiento colegiado para apreciar el modo en que se vive esta curación en todas sus dimensiones, física, psíquico y espiritual, tomando en consideración tanto los signos negativos (ostentación...) como los positivos (frutos espirituales...) engendrados por esta singular experiencia.

 

Si se aprueba, la persona sanada estará facultada, si así lo desea, simplemente para llamar la atención de los fieles sobre esta “auténtica gracia curativa” que ha ocurrido en un contexto de fe y oración.

 

Esta nueva forma de hacer las cosas permite:

 

al declarante a ser acompañado para no estar solo en la realización de esta experiencia de sanación, que no siempre es fácil de vivir, tanto frente a mi entorno como frente a los medios de comunicación;

ofrecer a la comunidad de creyentes testimonios certificados;

para dar la posibilidad de una primera acción de gracias.

 

3er paso: Curación validada

 

Esta última etapa debe ser considerada, con referencia a los criterios de Lambertini (plan director y no articulado) asegurando que efectivamente estamos ante una cura completa y duradera de una enfermedad grave, incurable o de pronóstico muy desfavorable, que se ha producido rápidamente, incluso instantáneamente. Incluye también dos lecturas, médica y pastoral, que se desarrollan en dos etapas sucesivas.

 

1°) Curación certificada:

 

Es el CMIL, como órgano consultivo, el encargado de ratificar esta cura mediante un dictamen pericial con el fin de dar plena y completa garantía de su “carácter excepcional” en el estado actual del conocimiento científico.

 

2°) Sanación proclamada:

 

Este nivel está siempre a cargo del obispo de la diócesis de la persona curada, en conjunto con la comisión diocesana establecida. Es él quien hará un reconocimiento canónico de un milagro.

 

Estas nuevas disposiciones deberían conducir a una mejor comprensión del problema "cura-milagro" y a salir del dilema "milagro-no milagro" que es demasiado dualista y no corresponde a la realidad de los hechos constatados en Lourdes.

 

Deben, además, llevar a una mejor conciencia de que las curaciones aparentes, corporales, físicas, visibles, son signos de las innumerables curaciones interiores y espirituales, no visibles, que todos pueden experimentar aquí.

1) Véase Prof. Christian Bregeon, coordinador del Congreso Internacional de Lourdes CCMF/AMIL en octubre de 1993.

2) Asociación Médica Internacional de Lourdes, compuesta por alrededor de 12.000 médicos de 75 países diferentes.

3) Comité Médico Internacional de Lourdes, compuesto por una veintena de responsables de clínicas, que se reúne una vez al año bajo la copresidencia del obispo de Tarbes y Lourdes.

Vamos a trabajar juntos

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